sábado, 5 de febrero de 2011

Dibujo de pájaro


Ella: Contó los dedos. Hacía una pausa entre uno y otro para mirarlos, estudiaba el patrón de grietas, poros y lunares, el apenas relieve del lápiz que años atrás le exprimió un alarido. Bordeaba la cutícula, las uñas, el microcosmos de células emitiendo vapores imperceptibles. Imaginó que desaparecían los dedos, lentamente los nudillos, las palmas, como si el aire pudiera borrarlos y, justo entonces, el dolor, un vértigo de agujas que imprimía charcos de sangre en el suelo. Añoró sus manos, no entendía demasiado bien cómo pudo borrarlas sin anular el dolor, pero copa de aire en los pulmones y al fin la calma. Dibujó sus manos nuevamente, capa a capa la piel, con precisión de relojero poros y lunares, definió un poco más los nudillos, que antes no le gustaban y así, al cabo de unas horas, había reconstruído sus manos. Ante la posibilidad de su cuerpo desdibujado se mostró recelosa, aún sabiendo que podría rearmarse luego con paciencia, muchas horas y esa fina, traslúcida materia que teñía los sueños. Sólo lo haría si, al dibujarse nuevamente, volvía a la vida como un pájaro.

Él: La única línea recta que existe es la curva, arrastró por el aula su voz de canción, de pájaro ornitorrinco que bailaba un vals abrazado a los rayos del sol que se colaban no sé por donde hasta iluminar su sonrisa, su mentón, sus ojos, de una fiesta a la que todos estábamos invitados. Ella continuó su cháchara: “Alguien dijo alguna vez que el cuadrado es el círculo donde los radios han aprendido a soñar, frase muy bonita y centrífuga, pero yo, amigos, podría decir también que el cuadrado es la prisión donde penan los círculos sometidos al potro de tortura de las líneas rectas, donde a los radios les tuercen en diagonales. La línea recta no existe, esto se sabe, todo es curvo en nuestro querer y en nuestro soñar. Las líneas de los labios con los que besamos son curvas, los horizontes se vuelven curvos apenas los piensas, los días son curvos desde la mañana a la noche, el canto de aquel pájaro es tan curvo como sentirte bien, aunque  los pájaros ornitorrincos no existan o que la mirada que me enviaste ayer, amor, llegara curvada como una caricia. La línea recta no existe y la menor distancia entre dos puntos nunca es recta, siempre está llena de pasos adelante y de pasos atrás, de intermedios y cavilaciones, de emociones y suspiros, de clavarte fuerte las uñas para saber que no es mentira, que nada es una de esas mentiras que se construyen con paredes alineadas, rectas como paredones donde te fusilan al amanecer la última esperanza."

1 comentario:

Luna dijo...

Un placer leer sus textos. Estos me han encantado.

Saludos enormes.