viernes, 7 de enero de 2011

Inventario


Ella: Llevo un cuidadoso inventario de tus lunares, en una lista invisible adherida al cielo de mis pulmones. Por las noches se encienden, como luciérnagas plateadas, y en la negrura se convierten en caleidoscopio inmóvil, una cartografía de luces que dirige el trayecto de mis dedos. Llevo también la cuenta exacta de oscilaciones boreales que nos mecen, hasta alcanzar el útero marino de un sueño. Es fácil perder la noción del tiempo, dejarse atravesar por estalactitas de agua hasta cubrirse de corales. Llevo también una resonancia magnética de Praga en el bolsillo, nos dibujo en las calles con marcador y saliva, levanto sus piedras y dejo un escarabajo en cada hoyo, así sabrás, cada vez que te tropieces con uno, de la cantidad de listas y enumeraciones que me guardo en los bolsillos, en las grietas de las manos y, sobre todo, en el pincel inasible que a cada rato ensaya tu rostro en el vacío.

Él: Andar por las calles enroscadas como serpientes me ahuyenta el miedo de que aquellas claridades me traguen otra vez para siempre. El tiempo retuerce sus saetas en mi muñeca como si fueran tus uñas agarrándome la vida para cuidarla, para llevarla de tu mano y que no se vuelva a perder entre dos farolas tuertas. Praga es un sitio mágico, tú lo sabes, donde las calles se bailan según las piensas, donde en un momento llegas frente a la Nueva Vieja Sinagoga y de pronto te engulle la Sinagoga Española. Todo son calles que hemos andando tantas veces que juego a no pisar tus pisadas para que tu huella siga conmigo.  Llegamos, nuestras pisadas llegaron ya, junto a un espejo y yo me miro para verte los ojos mirándome y me sumerjo en sus aguas para dejarme guiar también por tu luz de anémona enamorada. Me abrazas fuerte del alma para que no me ahogue y llenas el agua de lunares, pareces una anémona vestida de boda y me llevas hasta una cueva llena de bisontes pintados en las paredes, bajamos y bajamos mientras en Praga acabamos de despertarnos.

1 comentario:

Luna dijo...

Que pierdo la noción hasta del espacio que habito cuando los leo.
Y la curiosidad me carcome los ojos, porque sé de Violeta y de Ella, pero Ël???