viernes, 31 de diciembre de 2010

Lluvia de caracoles


Ella: Se miraban. Dentro de ella partículas de angustia vibraban hasta calentar el cuerpo, dentro de él la respuesta a todas sus preguntas, el sosiego que por ósmosis empezaba a circular en sus venas, las de ella. Mientras Violeta se dejaba ir lento entre las olas de su pupila, él le decía que no era necesario pensar hacia dónde se desplazaba la vida, mientras se desplazaran juntos. En ese momento se rasgó la última arruga de una nube -profiriendo un grito de vidrio- y empezó a llover. Se quitaron la ropa, por dentro y por fuera, y bajo la cortina de agua parecían curvas prolongándose hasta ser un resorte que los elevaba a diez metros bajo tierra; nacerymorir en un segundo, la vida podía desplazarse hasta la muerte, pero ellos seguirían flotando como dos partículas que se inyectan rayos de sol.


Él: Sus dedos se enroscaban en su pelo haciendo caracolillos. Había tormenta afuera y llovía a cántaros. Llueve a cántaros, dijo Él, te quiero a capazos, dijo Ella. Los dos rieron a carcajadas, Él para adentro, Ella como un torrente de vida, porque en el trópico no se sabe de capazos, porque en el Mediterráneo se sabe de cántaros y de ir tanto a la fuente que el cántaro se rompe. Sus dedos siguieron recorriendo las novenas de un sentimiento que había surgido de un juego. Soy una bruja, amor, pero las brujas no existen, dijo Ella, soy una pregunta, amor, pero las respuestas no existen, dijo Él. Llovía sin consuelo afuera y dentro las palabras jugaban al corro chirimoro, a las escondidas y al sambori. Mare, he tocado mare, dijo una (quizá era una palabra llana), plantando todas sus sílabas abiertas en la frente de Ella; levanto la malla por tus ojos, que los estoy viendo mirarme, dijo otra en un decir imposible. Las gotas se deslizaban por el cristal de la ventana. Todo estaba oscuro menos su risa.
 

1 comentario:

Luna dijo...

Violeta, la de la angustiaduda insostenible . Y la lluvia. Él que sabe de cántaros, que sabe de caracolillos. Y la lluvia, desnuda de preguntas.

Feliz Año Nuevo por dos ...
(Sus cinco minutos son una eternidad...)