viernes, 24 de diciembre de 2010

Respirar

Ella: La realidad no siempre se queda fija cuando logro atornillarla a la pared, parece que me guiña el ojo y no hay forma que renuncie a las ganas de quedarse desnuda en plena sala. Yo la dejo, ella puede dilatarse todo lo que quiera, puede andar desnuda por casa y hasta hurgar las gavetas con sus dedos de plastilina, no me opongo; sé que en algún momento se encontrará con el espejo y, cuando eso suceda, cuando pueda medir sus arrugas, la piel ajada y marchita, cuando note que su belleza es ilusoria y no pueda sostener por un segundo la línea recta entre sus ojos y el espejo, entonces, se irá hecha una maraña de quejidos, y volverán las leyes que rigen un mundo en el que flotar es tan fácil como respirar bajo el agua. En ese mundo solamente caben dos personas, que al final son una porque comparten los pulmones.

Él: Jerusalem es una ciudad llena de iglesias y de santos puestos a emigrar. Nuestras sandalias nos señalan el paso entre calor y tu mano se acerca a mi boca para que calle los dos segundos que tarda tu sonrisa en darme su sonrisa. Callejeamos y nos preguntamos todas las cosas que aún no han muerto por ser respondidas. Hay niños descalzos con piedras en los bolsillos y tú a uno le das cinco dólares para que se tome un día sabático de ser un perdedor. Me señalas el muro y yo me pongo a rezar. Rezo por las palabras y los silencios, porque nunca los separe ninguna pared, rezo por rezar mientras noto tu boca en mi nuca, sabiendo que es la única arma que nos puede desarmar. Rezo del derecho y rezo a la pata coja, rezo cantando y canto la canción que aquellos curas borrachos cantaban en mi barrio. Estoy en Jerusalem y tú me hablas de Alejandría, de la biblioteca, de Auster, mi viejo amigo, y me agarras de la camisa para que vea una cúpula que parece otro cielo. Me dices que te dibuje un mandala en la arena y yo te doy un beso para respirarte.

3 comentarios:

Elena dijo...

La realidad sólo se desnuda en el vació que queda en la mente cuando dejamos el pensamiento consciente en una tarea intelectual o repetitiva. De ahí rezos y mantras.
De ahí que hay escritores.

Como siempre; Leo y Susan saben dónde encontrar. Y seguimos buscando.

- dijo...

Elena, muchacha, es cierto. La realidad se desnuda en ese vacío, y muchas veces ante el contacto de cosas efímeras, muy pequeñas, o muy grandes, a veces ante el contacto de una cosa que contenga esas tres características. Creo que a eso se le llama milagro, pero ya ves que siempre cambiamos las palabras y le damos el significado que queremos. Te cuento una cosa, muchacha verde, los textos de "Él" son y serán todos escritos por Alex, también tiene un blog que te encantará leer: http://entrepuertasyescaleras.blogspot.com/

Abrazo y beso grande.

Luna dijo...

Ella,
la de los años
y el respiro del tiempo.
Ël,
con la sonrisa fresca
y la oración en la piel.

Se respiran.